viernes, 21 de septiembre de 2007

Me gusta liberar cometas...

Liberar cometas es una experiencia enriquecedora y a la vez triste.

Es tener la posibilidad de aprender de algo, nutrirte de como elaborar una y cómo la harás volar en los cielos.

Diversión, una de las múltiples facetas de una cometa, tendadora para las claras tardes de otoño.

Mermadora de nuestras tensiones y streses, casi hipnotizadora por la forma de verla flotar.

Pero toda cometa tiene un verdugo, algo que lo fija al suelo y la ata la realidad... una cuerda, que más que cuerda es una mezcla de sentimientos de libertad y de seguridad. Puedes soltar una cometa y dejarla volar durante un tiempo pero tarde o temprano caerá al suelo, asumiendo la falta de seguridad que supondría el dejarla caer por uno mismo. ¿Acaso debemos de dejar de jugar con cometas y empezar a liberarlas?.

Es la revancha de los malos hábitos, con ojos celosos nos decimos a nosotros mismos que lo que hemos creado es nuestro y de nadie más, por eso mismo no somos capaces de darle cierta libertad. Uno no puede dejar de darle sentido a las cosas que crea, las hace suyas, limitandolas de cualquier deseo. Marx decía que el ser humano dejaba impreso algo de sí, en las materias que creaba para la producción, envejeciendo los sentimientos cuando se les privaba de los materiales creados.

Me siento como una cometa en el cielo, mirando aburrido siempre el horizonte vacío bajo la pesada carga de la gravedad, esperando a que alguien me libere del cinismo de seguir volando para satisfacer los caprichos de los demás, y ¿porqué tengo esta cuerda atada a mi pie?.

Pero ese día nunca llegará, cuando sea libre y pueda otear al horizonte, respirar aromas cálidos y tranquilos, descendiendo lentamente hacía el suelo.

¿Os sentís como una cometa?, ¿Entendéis ahora a las cometas?.

La metáfora de la cometa es una triste excusa lo sé, así que... empieza a liberarlas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Una pequeña escritora nacida en un suburbio sevillano escribió una vez que cada escritor inventa la manera de acabar con sus problemas (mas poéticamente dicho) y tenía por mascota una tijera (llamada "Petiferius") que se comía papeles. Esa tijera también corta cuerdas atadas a los pies.

Todos tenemos ciertas cadenas. Debemos ser conscientes y asumirlo. Pese a ello podemos quedarnos sólo con las básicas (la comida, respirar, dormir...). Está en nosotros mismos romper con el resto de las cadenas.

Sabes a lo que me refiero, ¿no?. A veces yo me he dicho cosas como "si pudiera irme de aquí" etc. Si no lo he hecho ha sido porque la facilidad de no tenerme que buscar lo básico yo era más fuerte que el deseo de irme. Pero tenemos más libertad de la que nos creemos. Lo que pasa es que ser libre no es fácil. No es como abrir una chocolatina y empezar a comérnosla. Es como si tuviesemos que fabricar nosotros la chocolatina. Poco a poco. Cuando te la comes está deliciosa. Pero mientras surgen muchos inconvenientes o apuros para conseguirla.

Yo te ayudo en los ingredientes que pueda. Por cierto, me gusta mucho la naranja mecánica :).

Un besazo amore! :)