Yo nunca he podido sentir esa necesidad, como miles de voces escondidas susurrándote… así eres en realidad y luchas contra la presión, una creciente necesidad que te engulle como una ola, pinchando, provocando y obligándote a alimentarla… pero los susurros aumentan, hasta convertirse en gritos y son la única voz que oyes… la única voz que quieres oír… y estás a merced de ella, de esa sombra de ti mismo… de ese oscuro pasajero.
martes, 7 de octubre de 2008
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